Morir por sexo…¡vaya!
Morir por sexo…vaya, vaya…
«HALLAN A UN ANCIANO MUERTO, CON UN CINTURÓN EN EL CUELLO»
(Vean hacia la parte derecha arriba)
Morir por sexo, así dice el titular. Y, la noticia añade algunos datos más al texto, que tampoco nos esclarecen demasiado el intríngulis de aquella muerte. (Siempre desgraciada noticia, por cierto)
Según se lee, el señor fallecido tenía 74 años, y fue encontrado por una señora del servicio de limpieza, en un domicilio -que también hemos de suponer pertenecía al citado cadáver- con un cinturón de albornoz amarrado al cuello. Además de muerto, claro.
Y -asómbrense- la policía judicial que investiga el caso, estudia la posibilidad que todo ocurriera mientras el «casi-anciano» fallecido, estaba practicando sexo.
Ahora viene la guasa: Veamos…¿que tiene que ver el cinturón de albornoz, y la muerte, con el sexo? ¿Morir por sexo?
Puede ser, y de hecho así deberíamos creerlo, que haya ciertos indicios para semejante aseveración. La policía no es tonta -eso lo sabemos todos- y cuando ven una colilla…ya sabéis…»aquí, han fumado». Pero de la picaresca general y algo cáustica, a la realidad, se brinda un abismo de tamaño bastante grande. Muy, muy grande, diría yo.
Con los datos que nos brindan…lo siento; no podemos creer que un señor de 74, para practicar sexo, se sienta necesitado de que le amarren del cuello. ¡Menuda marcha!
¡Ayyy!!! Con esta manía de reducir las noticias tanto, terminaremos por ver el mundo del revés.
Aunque…ahora que caigo…¿no lo está, ya?