El poder de la ignorancia

escrito por castrodorrey

la ignoranciaEl poder de la Ignorancia

Esta es la tv, comúnmente conocida por «caja tonta», tele o televisión. Y a mi que se me ocurren varios apelativos más, pero lo dejaremos para mejor momento.
Ahora pretendo centrarme en el detalle, de cómo puede influir este medio en el ser humano.

Hace algún tiempo escribí un relato sobre la comunicación, que se publicó en este libro, basado en la charla coloquial de dos amigos, en una terraza cualquiera, una tarde cualquiera, delante de dos consumiciones de cualquier tipo.

Sin embargo de sus diferencias de edad, pues la había, coincidían ambos en uno de los puntos: los medios de comunicación, han cambiado ostensiblemente.

Al margen de tamaña obviedad, el mayor de ellos, ponía por ejemplo a Carmele Marchante o Jesús Mariñas.

Siempre cacareando de las inmundicias del personaje más criticado de la farándula -y desde luego siempre conforme al interés del momento- en la plaza del pueblo, al uso de trovadores y romanceros, dos siglos atrás.

El otro reía de buena gana al imaginárselos en aquella época, tal escenario, con esas caras y la poquísima vergüenza que atesoran.

El caso es que pasaban un buen rato hablando de todo esto.

Ahora, con un poco más de tiempo a la espalda, solo se me ocurre que uno de los medios más vistos y oidos de nuestra era, ejerce cierto poder maléfico en el personal.
El ingenio que demuestran los padres de las cadenas que hoy se pueden ver aquí, en España, es tan caduco como trasnochado.

Los llamados «realitis» cada vez son más patéticos, y nos dejan por ahí en las teles de segunda división, personajes como «la Fresita», «la Aida» o «el Kiko Hernández» ese, que ahora ejerce de periodista… ja, ja, jaaaa…¡madre mía!

¡¡ Sí, sí… si ustedes enchufan una de esas cadenas de por las noches, donde ¿existen? premios de miles de euros, por descifrar un jeroglífico, o sumar y restar unas cantidades.

Ahí podrán ver algunos de estos personajillos!!! Otra significación de «la ignorancia»

En esos programas que sólo son un puñetero engaño, pues su negocio lo tienen con telefónica; y jamás cojen el teléfono.

Aunque los veas «esperando» la llamada, e incitando a los desdichados televidentes con falta de sueño, a que marquen el número una y otra vez.Una vez más, el poder de la ignorancia.

Siempre se descuelga, pues tienen un contestador automático, que te quita de repente 1.50 €, y te dice que «más suerte para la próxima vez»

De lo que se puede deducir, que si nuestros políticos permiten eso, es que son tan rateros como los que están detrás de esos programas, dicho sea de paso. ¡Increible… pero cierto! y ¡vergonzoso!

Que, entre otras cosas, no solo se emite en tvs de segunda, sinó en todas las de más prestigio cuando acaban sus emisiones, como ANTENA TRES, LA SEXTA, CUATRO, y por supuesto, supuestísimo, TELE CINCO.

Y si te conectas en «tú si que vales», simpática y alegre plataforma para descubrir genios del cante, baile y otros, ves a las gentes que son rechazadas, como si acabasen de perder a alguien querido.

Y no digo yo, que las ilusiones frustradas sean buenas, que no. A nadie le puede agradar ver, como un crío o cría de cortísima edad, llora desconsolada/o.

Y precisamente a eso, es a lo que quiero referirme. No se deberían crear tantas ilusiones vanas.

Un niño, es un niño, por muchas habilidades que tenga. Y hoy, muchos padres de estos niños, solo piensan en hacerlos famosos, en lugar de que reciban las enseñanzas oportunas para su vida futura.

Parece que solo quieren convertirles en juguetes rotos, como Yolas, Belenes, Malenas, o Nurias.

Polvos rápidos de toreros o futbolistas, que a ellos se les saca mucho partido… eso.

La carrera de periodismo, es una carrera. No es que aquí estoy yo, que indago en las porquerías de alguien, y lo digo en televisión, porque se me brinda en bandeja de plata.

Así que, nadie debe querer que su hijo sea como Kiko Hernández.

Ni siquiera como el conductor de ese programa que se llama «sálvame» que por alguna razón determinada, es resentido y de perversas ideas.

Sino, no se le vería disfrutar tantísimo con ese circo que tiene ahí montado.

Ya le conocemos de «el tomate», y la verdad es que lo tiene: ¡El muchacho tiene tomate!
Por eso la televisión, se convierte en el quinto poder: EL PODER DE LA IGNORANCIA. Y que me perdonen todos aquellos/as que vean estos espacios, pero así pienso.

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